El río Jadro brota al pie del monte Mosor, a 35 m sobre el nivel del mar y, después de recorrer 4, 5 km, desemboca en la bahía de Solin. En su corto curso fertiliza y trae vida a la zona, abasteciendo, además de Solin, las ciudades de Split, Kaštela, Trogir y los lugares aledaños. En Solin es llamado “Solinska Rika” (el río de Solin), mientras que por su importancia y por el papel que tuvo en la antigua historia croata, frecuentemente también se lo denomina el Jordán croata.
Debido a que el río es el hábitat de un subtipo endémico de trucha adriática (Salmothymus obtusirostris salonitana) que se desarrolló allí, en el año 1984 el curso superior del río fue declarado reserva ictiológica especial. La reserva tiene una superficie de aproximadamente 78. 000 m2, empieza en el manantial del río y llega hasta el puente Uvodić.
El gran valor del río Jadro ya era conocido en la Antigüedad. Los antiguos ilirios construían sus casas cerca de su lecho y bebían de su agua, de notable calidad. Esa misma agua los reconfortaba cuando luchaban contra los romanos, mientras que los romanos gracias a ella construyeron la ciudad más grande de este lado del mar Adriático.
Los ilirios bebían de él y Diocleciano de niño jugaba a sus orillas
El agua del río Jadro se distribuía a través de acueductos y fuentes y atrajo al gran emperador romano Diocleciano, quien además de beber de él construyó su palacio en su cercanía. Él, que de niño también jugaba en sus orillas, en la vejez regresó al río de su infancia. Cuánto esfuerzo y sufrimiento se invirtió en construir el majestuoso acueducto hasta el palacio de Diocleciano, ¡que era dos veces más largo que el río! Quizás ahí yace la grandeza y el poder de los emperadores romanos.
Posteriormente los pueblos bárbaros derribaron el acueducto, por lo cual el agua del río volvió a correr exclusivamente por su cauce natural. Después de ellos llegaron los croatas, para quienes era una fuente de fuerza espiritual. Allí se realizaban los bautismos, al igual que en el bíblico río Jordán, por lo cual el río se convirtió en el símbolo de la conversión de los croatas al cristianismo, simbología que aún conserva.
Junto al río también se encuentra la tumba de la reina Jelena (Helena), quien se lavaba la cara en las transparentes aguas del río Jadro. Esas mismas aguas la indujeron a construir en la isla que creaban sus brazos las iglesias en las que luego se coronarían y enterrarían los reyes croatas. Por eso el pequeño río Jadro es un gran símbolo del pueblo croata. Las ruinas de la “Iglesia hueca” (Šuplja crkva), que casi fueron inundadas por el arroyo Sv. Ilija (San Elías), que desemboca en el río Jadro, aún hoy hablan sobre la coronación del rey Zvonimir que ocurrió allí en el año 1075.
El centro de Solin es un lugar perfecto para pasear y reunirse con la gente. El paseo junto al lecho del río Jadro, con sus patos y cisnes que nadan libremente y con los puentes que ya desde el antaño atravesaban el Jadro, es un símbolo de la ciudad de Solin. Además de los puentes, están allí los molinos en los cuales durante siglos se molía el trigo. La mayoría de ellos hoy no están en funcionamiento, pero siguen en pié como testigos mudos de un tiempo pasado. El molino de Gašpin, construido en el siglo XVIII, por cuyas ruedas aún corre el agua, está abierto a todos los visitantes, que allí pueden presenciar cuáles eran las costumbres y cómo se vivía en esos tiempos.
Fuente: Slobodna Dalmacija, 12. 04. 2010, Bože Ujević
